jueves, 25 de junio de 2009

CAPITULO 2: Un día de compras.

Me desperté agotada, no había dormido nada, me había pasado toda la noche dando vueltas en la cama pensando en el maldito tema. Como mucho habría conseguido dormir tres horas.
Decidí levantarme, de todos modos en la cama no iba arreglar nada. Fui a la cocina, por suerte mi padre se había ido a trabajar, empecé a dar vueltas por la habitación para cog
er todo lo que necesitaba para desayunar, lo coloque en una bandeja y lo lleve al salón. Una vez allí, encendí la tele, sintonizando el canal de los dibujos animados.
Cuando estaba acabando el capítulo de H2O escuche como la puerta de casa se abría dejándome ver que mi padre había llegado de donde estuviese, porque desde luego en el trabajo no estaba.
-¿Hoy no tenías que trabajar?- le pregunte desconcertada.
-No, me he pedido el día libre para que nos vayamos de compras.
-¿De compras? ¿Qué hay que comprar?
-Ropa.- contestó secamente.
-¿Ropa? Ya tengo ropa.
-No. Me refiero a ropa para Seattle.
-¡Oh!­- grite con rabia- no entiendo por qué tienes esa manía estúpida de que me vaya. Si he sacado malas notas con las clases dadas en español, si me las dan en inglés no me voy a enterar de nada.
-Es que tu problema no es que no te enteres, es que no te da la gana de enterarte y allí seguro que al no estar tus amigas te concentras más en los exámenes.- repuso con algo de razón, la verdad.- Venga vete a cambiar. No te da vergüenza estar en pijama, son las doce de la mañana.
Me fui a mi cuarto a un paso bastante lento, no me apetecía hacer nada de Seattle con prisa, no quería mostrar ningún tipo de entusiasmo ante la idea de pasar el próximo curso en el extranjero y con mi madre, no quería que mi padre creyera que me había rendido y que se iba a salir con la suya. Aunque en verdad ya me había rendido de alguna manera, a fin de cuentas iba camino de mi cuarto para vestirme con el fin de ir a comprar ropa para Seattle.
Me pare enfrente del armario de mi cuarto pesando en una ropa adecuada que expresase la tristeza y la mala leche que sentía. Decidí plasmarlo en una blusa ancha en color negro mate algo trasparente pero muy fresquita, quería expresar mi tristeza, no desmallarme de calor; los acompañe con una falda en un vaquero oscuro; y, por último unas converse negras altas. Esperaba que mi padre fuese capaz de traducir el sentido de mi ropa oscura, pero cuando llegue al salón y le dije que podíamos irnos lo único que salió por su boca fue: “Que guapa te has puesto hija, cada día te pareces más a tu tía Paula.”¿A mi tía Paula? Nunca me he parecido a mi tía Paula, mi tía es rubia y con los ojos claros, nunca me puedo parecer a ella, soy su antítesis. Además casi no es ni tía, Paula es la primera hija del primer matrimonio de mi abuelo paterno, es muy guapa y claramente despampanante para su edad pero no nos parecemos en nada, genéticamente es bastante improbable.
-Hay papá no digas tonterías y vámonos ya.
Mi padre soltó una leve carcajada y empezó a andar hasta la puerta principal del piso. Al salir nos encontramos con el hijo del vecino, los dieciocho años mejor puestos que he visto jamás. Pelo rubio con un corte algo raro pero que sienta de lujo a sus rasgos varoniles, los ojos de un color azul translucido, llevaba un pendiente de madera en la oreja izquierda, tenía un look desaliñado pero que sentaba de fabula a sus músculos de gimnasio y encima era simpatiquísimo. Desde luego era perfecto, el único problema es que era un poco golfillo y la pobre novia, que también era guapísima, tenía unos cuernos que no entraba ni por la puerta de la iglesia, vaya.
Nos montamos en el ascensor acompañados de la belleza personificada. Yo empecé a ponerme nerviosa y a aumentar el color de mis mejillas cuando el dios de la hermosura me guiñó un ojo mientras mi padre pulsaba el botón del bajo. Luego comenzaron a hablar de lo bien que le iba a Rafael, el adonis que me había guiñado el ojo de forma seductora, con el balonmano. De vez en cuando Rafa me dedicaba alguna mirada cómplice a espaldas de mi padre. Mientras me montaba en el coche le vi montarse en su alucinante moto con una sonrisa espectacular, sonrisa dedicada a mí.
Cuando llegamos al centro comercial me fui directamente a zara, no había mucha ropa de entre tiempo pero si encontré algún jersey colorido que resaltase mi moreno natural, aunque en pleno invierno mi moreno no es muy espectacular. También compramos algunos vaqueros en diferentes tonos algo gruesos para poder soportar el tiempo de Seattle.
Luego fuimos a un pequeño restaurante italiano, de un amigo de mi padre, que había cerca del centro comercial. Tomamos la pizza de la casa no sé con qué ingredientes estaba hecha pero desde luego era muy buena. En cuanto la probé, recordé que la había comido antes, con mis padres en uno de mis cumpleaños, no sé si el de los seis o el de los siete. También recuerdo que estaba muy contenta porque me habían regalado mi primera bicicleta, en color rosa y un casco a conjunto de Minie. La lleve ese mismo día hasta el restaurante, allí Pietro, el dueño del restaurante, me la guardo en el almacén para que me quedase más tranquila y dejase de mirar en la dirección de la farola en la que estaba atada. Después de cenar empecé a jugar con los niños del los italianos al fútbol, termine derrotada y mi padre tuvo que llevar la bici a cuestas hasta casa, pero eso si el casco de Minie lo lleve todo el camino puesto.
Terminada la comida volvimos al centro comercial para reanudar las compras anteriormente detenidas. Esta vez fuimos a una tienda de deporte, donde encontré una sudadera muy chula en color verde con cremallera y unas líneas blancas en ambos brazos, de Adidas. A mi padre le dio la vena generosa y me compró unas converse azules oscuras con símbolos hippies en rojo y blanco, y unos botines de NIKE en diferentes tonos de amarillo, naranja, rosa, verde y azul. Cuando hubimos terminado estas adquisiciones fuimos a una tienda de pesca, donde mi padre compró una mochila para sus domingos de pesca con mi tío Mariano. En la tienda tuve la suerte de volver a encontrarme con Rafael mientras mi padre buscaba nuevos aparejos para su caja. Cuando vi que venía en mi dirección casi me da un infarto, gracias a no sé que pude mantener mi color natural de piel y corresponder a su perfecta sonrisa con la mía, no tan perfecta por supuesto. Me dio dos besos que me dejaron con la sonrisa tonta toda la noche. O a lo mejor no fue eso...

2 comentarios:

  1. ¡Primera en comentar! Bueno, veo que este es tu rprimer blog ¿no? Creo que no me equivoco. Nada, decirte que estos dos capítulos son super bonitos y muy divertidos. Es una novela diferente a las demás con un aire diferente, eso hace ha este blog especial. Bueno, aquí tienes por lo que veo, a tu 3º seguidora, sigue así, es perfecto. Gracias por pasarte, un beso guapísima:
    Nara

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  2. estoy de acuerdo con Nara!!
    a por cierto...aqui tambien tienes a tu cuarta seguidora!!!!
    me va gustando mucho tu blog!! ;)

    Bss =D

    pd: pasate por mi blog...XD

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