martes, 30 de junio de 2009

CAPITULO 4: Primera llamada.

- Chicas, venga no me podéis hacer esto.- exclame mirando fijamente a Adri y a Ale.
- ¡Ay! Yo te juro que no me quiero ir, mas mis papas me dijeron q ya el jueves me voy para Venezuela de vacaciones. – dijo Adri explicándome su ausencia durante mis últimos días en España.
Mire a Ale, ella no me podía fallar, éramos las tres mejores amigas desde siempre, necesitaba que estuviesen conmigo estos últimos días. Me fije en su media melena rubia, siempre a la altura del mentón, repta y con la raya al medio que enmarcaba su pálida cara con rasgos dulces e infantiles, ojos azules, labios finos, nariz chata. Lo único que hacía que pareciese más mayor era sus pómulos marcados. Era un poco más baja que yo, pero tenía un tipazo además tenía un gusto fantástico para la ropa, siempre iba monísima. Ese día había optado por un modelo muy fresco, vestido corto en un color naranja muy bonito y unas cuñas marrones.
- Ale dime que no te vas a Galicia antes del veinticinco.- La mire con ojos llorosos, pero aparto la mirada. Eso no era nada bueno.
- Lo siento, pero me voy el veinte con mi tía Dolores.
- No me lo puedo creer. Me voy a quedar sin mis mejores amigas.- dije a punto de echarme a llorar.
- ¡Ay niña no seas tan exagerada, vas a estar con las otras!- repuso Adri a mi llanto silencioso.
- Pero no es lo mismo. Vosotras sois mis mejores amigas. Yo quería pasar estos días con vosotras.
- No te preocupes te lo pasar superbién con Leo, Cris y María.
-Ya Ale, pero sabes que cuando salimos de noche siempre es por un lado ellas tres y por otro lado nosotras.- proteste, eso era obvio no podían negármelo.
- Vale, en eso tienes razón. Esta noche salimos.- repuso Ale.
- Lo siento mucho, pero esta noche yo no puedo salir. Tengo que ir a cenar con mis abuelitos.- Se disculpo Adriana.
- ¡Genial!- grite irónicamente.
- No te enfades Helen. Estamos a martes, mañana te prometo que saldremos. Yo me voy el jueves, tenemos tiempo, te lo prometo.- dijo Adri.
No le respondí. Me eche para atrás en la silla del bar donde estábamos. Bebí un poco de coca-cola y seguí sin hablar. Mire a mis amigas estaban mirando sus bebidas. Les había hecho sentirse mal con mi enfado, pero tengo derecho a enfadarme ¿no? No van a estar el día en que me vaya a Seattle, no me voy a otra parte de España a la que puedan ir con facilidad, no me voy a algún sitio de vacaciones, me voy todo el curso. Sí, tengo derecho a enfadarme. Pero me siento mal porque se sienten culpables, pero es que se van antes de que yo me vaya, aunque claro, no se van porque quieren.
De repente oí una musiquilla muy familiar, “Babilonia” de Morodo, era mi móvil. Mire el número. No me lo puedo creer, es Rafa. Mis amigas se me quedaron mirando fijamente, mi cara de asombro las había alarmado.
-¿Quién es?- pregunto una de la dos, en ese momento no sabía quien había sido, no levantaba en mi ningún tipo de interés.
-Rafael.- conteste en un susurro.
-¡Pues contesta!- grito Ale, esta vez si que supe quien había sido.
Respire hondo, mire a mis amigas y descolgué el teléfono mientras me lo colocaba en la oreja.
-¿Sí?- conteste intentando no mostrar interés.
-Helen, tenemos que quedar. He pensado que esta noche estaría bien ¿qué te parece?
- ¿Eh? Perdona ¿Quién eres?- conteste a su intento de cita. No quería que pensara que me interesaba tanto como para guardar su número.
- Rafa…- respondió desconcertado.
-¡Ah, vale! Perdona no tenía el número guardado- mentí- dime.
-Bueno, pues eso que si quedamos esta noche.
-Vale ¿en dónde?- pregunte mostrando un poco de interés, no quería que pensase que no me apetecía quedar con él.
-Podríamos quedar en el portal y damos una vuelta en moto. No quiero decirte a donde voy a llevarte, será una sorpresa. ¿Qué te parece?
- Fantástico. ¿A las nueve abajo?
- Me parece bien. Hasta luego. Un beso guapa.
Colgué el teléfono. Intente mantener la calma, pero no fue posible. Salté de mi sitio para levantarme de la mesa, obligar a mis amigas a levantarse y a bailar como unas tontas. Cuando ya estaba más relajada deje que mis amigas volvieran a su sitio. Yo me despedí con un beso en la frente a cada una y me fui a mi casa, tenía que arreglarme para la gran cita. Ya no estaba enfadada, ni si quiera pensaba en eso. Solo podía pensar en mi cita.

1 comentario:

  1. Que mal que tenga que dejar a sus amigas!!
    que hara rafael para la cita???
    pero q se acuerde que tiene novia!!

    Bss =D escribe pronto

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